martes, 3 de enero de 2012

CRISTO EN NOSOTROS: LA ESPERANZA DE GLORIA - 2ª parte

Desde los siglos eternos, Dios tuvo un misterio escondido. Tras la caída del hombre este misterio fue sistemáticamente anunciado con abundancia de señales,
que pocos, sin embargo, vieron. Cumplido el tiempo, Dios reveló plenamente este misterio,
el cual es Jesucristo su amado Hijo, como asimismo el plan concebido
para su preeminencia y gloria.


SEGUNDA  PARTE**


"El Secreto Ha Sido Descubierto"

"el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria" (Colosenses 1:26-27).

En la primera parte, descubrimos parcialmente de que se trataba el misterio que estaba oculto. De que nosotros los gentiles somos ahora coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio aclarando a todos cuál es la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas (Efesios 3:6,9).

En esta segunda parte, completamos el estudio escudriñando algunos textos que nos van a guiar y ampliar este maravilloso misterio, que nos dará fuerzas, poder y esperanza en las promesas de nuestro Padre en Jesucristo fortaleciendo nuestra vida cristiana. El texto aúreo para el estudio se encuentra en Colosenses 1: 25-27
v. 25... de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios,
Pablo dice que fue hecho ministro de esta nueva administración de Dios (la Administración de la Gracia) que le ha sido dada según la operación de su poder. Y como Ministro de la esperanza del Evangelio, el cual se predica en toda la creación proclama un mensaje de buenas nuevas que ofrece riquezas en Cristo. Como ministro tiene que llevar el mensaje a todos según la voluntad de Dios (Ver Hechos 1:8; Mateo 28:19,20). Pero, eso era tan solo parte de la tarea encomendada a Pablo. Además de proclamar el mensaje, como teólogo-maestro enseñaba el sentido y significado (gr. tou misterion), del misterio. Es decir, que su enseñanza era en el sentido de alumbrar, que equivale a dar  luz sobre algo, de hacer ver, que como ministro va más allá de instruir a los gentiles sobre el misterio, considerando que su misión en la proclamación del mensaje hace brillar con intensidad la economia (plan de salvación) divina del misterio manifestándolo en su plena realización, donde se revelaba el misterio, resplandecía el misterio en su propia luz. Esa era la Misión de Pablo como vaso de elección para llevarlo no solo a los gentiles, sino a todos los hombres (Hechos 9:15).

Es importante decir, aquella expresión: de la cual fui hecho ministro, significa que Él que ha recibido el mensaje del evangelio en la revelación del Misterio, pasa a presentarse como el siervo que lo proclama.  Pablo fue hecho ministro (gr. diákonos = servidor) (véase Col. 1:23; 1 Ts. 3:2; 1 Ti. 4:6) de la iglesia universal, según la mayordomía (gr. oikonomía = ley de una casa, administración domestica, economía) (véase Ro. 15:15-18; 1 Co. 9:17; Gá. 2:7-8; Ef. 3:2) de Dios que me fue dada para con vosotros, para completar la palabra de Dios (gr. plerosai ton logon tou theou) (véase Col. 3:16; 4:3). Pablo fue “hecho ministro”, esto indica que Pablo llegó a ser un ministro no de ciertas enseñanzas, predicación u obra misionera, sino de la iglesia, el Cuerpo de Cristo, para la edificación de ella. La palabra griega traducida en este versículo como “ministro” es diákonos, lo cual significa “una persona que presta servicio”. Pablo no era un líder jerárquico sino un servidor de los santos que ministraba a Cristo como vida en amor. Pablo fue hecho ministro según o en conformidad con la mayordomía de Dios. Él fue un siervo de la iglesia, pero en el sentido más profundo un mayordomo de Dios. La palabra traducida en este versículo como mayordomía es la palabra griega oikonomía, la cual es una composición de dos palabras; de oikos que significa “casa” y de nomos que significa “ley”, por tanto denota administración, economía, mayordomía, administración, comisión, dispensación, plan. Cuando esta palabra griega esta en relación con Dios, es traducida como economía, es decir, la administración o plan de Dios.
 
v. 26 el misterio que habia estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos,
En la primera parte hablamos sobre el misterio oculto, misterio este proclamado en el mensaje del evangelio, que es una revelación de Dios a los santos apóstoles y profetas en la actual dispensación. Por tanto, anterior a este tiempo estaba oculto, escondido desde los siglos. El misterio estaba ordenado a la totalidad cósmica del tiempo y de todos sus ámbitos. Antes de la creación había surgido de la mente divina y resultó en una determinación soberana, que se mantuvo en el conocimiento de Dios, hasta que vino el cumplimiento del tiempo, donde Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su hijo (Gál. 4:4). La disposición divina estuvo oculta en Dios mismo hasta que a Él le plugó revelarla a su siervo y a los otros apóstoles y profetas. Este Dios es también el Creador del Universo. Podemos concluir entonces, que el misterio conforme a todo el contexto anterior, desde el comienzo de la Carta en Romanos, Efesios y ahora Colosenses, ofrece la perspectiva de la soberanía absoluta de Dios, cuyo pensamiento eterno supera en todo a cuanto pueda ser imaginado. El misterio que estaba oculto desde los siglos, lo estaba para los hombres de todos los tiempos, estaba oculto a las criaturas y a los mundos de los tiempos, pero no para quien es el Dios del tiempo y al creador de esos mundos.

v. 27 a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,

 
Maravilloso versículo! ahora si llegamos al contenido esencial del Misterio: Cristo en vosotros, la esperanza de gloria... Aleluya! Aleluya!... que gran verdad, que gran misterio... Cristo en mi... Cristo en ti... Cristo en Nosotros! Dentro de nosotros, habitando en nosotros. No dice que Cristo está entre nosotros, dice que Cristo está dentro de nosotros. Dios había escondido esta nueva revelación del entendimiento humano desde épocas pasadas. Pablo lo expandió más plenamente en Efesios 3:3-9 y sólo dio su esencia aquí como “Cristo [dentro] vosotros [gentiles]” (cf. Ro. 8:10; 2 Cor. 13:5; Gá. 2:20; Ef. 1:13,14; 3:17). “Para que Cristo esté entre los gentiles involucraba el estar en los que creían. Y Él era y es para ellos la esperanza de la gloria, el compromiso que ellos compartirán en su gloria venidera. (cf. 3:4)”. De la manera más elocuente Pablo escribe estas palabras y frases para enfatizar la grandeza del evangelio universal.  -- que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, -- La única esperanza de gloria. Sólo por medio de Cristo puede el hombre participar de la gloria de Dios. "Cristo Jesús, como El vivió aquí en la tierra, es el perfecto patrón de la vida apropiada para alcanzar y gozar de esa gloria con Dios. Cristo en nosotros nos hace como Cristo en la vida, como Él en la fidelidad a Dios y su voluntad. Como Él en estimar la humildad, el amor, la buena voluntad y la bondad hacia el hombre. Como Él en buscar la felicidad por medio de la abnegación de sí para hacer felices a otros ... Como Él en practicar los principios que moraban en su propio pecho".

"Cristo en vosotros" significa Cristo apropiado por la fe como nuestra justicia y fortaleza. Éste es el firme fundamento sobre el cual esperamos la gloria, "que Cristo habite en vuestros corazones por la fe" (Efesios 3:17). Cuando el corazón de un pecador es abierto por el Espíritu Santo, y la excelencia de Cristo le es mostrada, el corazón desea íntimamente a Cristo y acude a Él. Desde entonces todo nuevo descubrimiento que el alma hace de Cristo renueva este mismo acto de acercamiento al señor Jesús. Desde entonces cada oprobio que el alma le infiere, cada tentación, cada caída en el pecado, cada aflicción lleva al alma a trabar del Señor Jesús más real y firme y plenamente. De este modo, por una fe constante y permanente (el justo vivirá -de modo continuado- por la fe), puede decirse que Cristo habita por la fe en el corazón. Cristo, así asido por la fe, se constituye en la esperanza de gloria. Es esa fe viva, ese recibimiento íntimo de Cristo que nos da una serena, dulce y plena esperanza de la gloria. El alma que de verdad puede decir "Cristo es mío", puede también añadir " La gloria es mía". Porque no necesitamos nada ni nadie más que a Cristo para defendernos en el día del juicio. ¿Puedes decir tú sinceramente que Cristo es de ese modo tu esperanza de gloria? Si no tienes así a Cristo, no tienes en modo alguno la esperanza de la gloria.


EL CONTENIDO DEL MISTERIO

a. Tiene que ver con los Gentiles (“este misterio entre los gentiles”)

Pablo escribe, en tois etnesin. En el AT, los propósitos de Dios parecían más involucrar a Israel; los propósitos de Dios para los gentiles era un ‘misterio’ (aunque no debemos pasar por alto el hecho que el AT frecuentemente habla de la preocupación de Dios por los gentiles; ver Gen 12:1-3; Is 49:6; etc). En el NT, la universalidad del amor de Dios es enfatizada constantemente. Aunque algunos judíos creyentes reaccionaron mal frente a esto, y querían hacer que los gentiles convertidos se volvieran judíos, Pablo se alegraba del gran alcance del amor de Dios, y se gloriaba en su ministerio a los gentiles..

b. Tiene que Ver con Cristo (“Cristo en vosotros”)

El “misterio” no es una doctrina, sino una persona: CRISTO. Específicamente, tiene que ver con la morada de Cristo en el creyente. El AT habla mucho acerca del Mesías; pero esta idea que el Mesías tomaría Su morada en el creyente, era novedosa, “estaba presente...en el plan de Dios, como también en la profecía”. En Juan 6 leemos como el Señor escandalizó a los judíos, al hablar de la necesidad de comer Su carne y beber Su sangre (Juan 6:51-56). El Señor usó esta metáfora porque quería comunicar la idea revolucionaria que la vida eterna consistía en tener una comunión tan íntima con Él, que consistiría en nada menos que Él morando en el creyente. Una cosa sería enseñar que el Mesías vendría a tomar Su morada en los judíos; otra cosa era afirmar lo mismo de los gentiles. Pero este era el ‘misterio’, y Pablo se gloriaba en ello (por la gracia de Dios).

c. Tiene que Ver con el Destino Eterno (“la esperanza de gloria”)

La fe cristiana ofrece muchas ventajas en esta vida – comunión con Dios, la protección contra nuestros enemigos, la provisión de nuestras necesidades, etc. Sin embargo, la gran esperanza del creyente tiene que ver con la eternidad. El creyente goza una comunión íntima con Dios ahora, y esa es la esperanza del futuro eterno. Estaremos para siempre con el Señor. ¡Cuánto más íntima es nuestra comunión con Dios, más clara será nuestra visión de las cosas eternas!


En Rom 8:11, Pablo escribe: “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por Su Espíritu que mora en nosotros”. Cuando el inconverso enfrenta la muerte, no tiene esperanza alguna – solo una horrenda expectativa del juicio de Dios. ¡Qué diferente es el creyente! Pablo alude a esto en 2 Cor 4:16-18. Los sufrimientos en el ministerio fueron desgastando el cuerpo de Pablo, pero por su comunión íntima con Cristo, el hombre interior de Pablo se iba renovando, y eso producía en Pablo “un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Cor 4:17). Es interesante que en ese contexto Pablo pasa a hablar del estado eterno (2 Cor 5:1-8).   
“A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Colosenses 1:27).

Hemos estado considerando la asombrosa verdad de que los que creemos en Jesús estamos en Cristo. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3). Todo lo que Dios tiene para nosotros es nuestro “en Cristo”. Ahora podemos disfrutar los beneficios de quien es Cristo y todo lo que ha logrado para nosotros, porque estamos en Él. Nuestro versículo actual añade otra dimensión extraordinaria. No solo estamos “en Cristo” sino que Cristo está también en nosotros: “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”.


Dios quiere dar a conocer algo entre las naciones: “dar a conocer… entre los gentiles” El mensaje que Él quiere compartir es glorioso en riqueza espiritual: “las riquezas de la gloria de este misterio”. Sin embargo, ciertamente es un misterio, en el sentido que el Nuevo Testamento da a ese término. Un misterio bíblico es algo que solo puede ser conocido por la obra reveladora de Dios. Los misterios de las escrituras no pueden ser descubiertos o entendidos por medio de investigación intelectual o experiencia personal. Dios mismo los tiene que dar a conocer. El Señor lo hace por medio de la proclamación de Su palabra empoderada por gracia y por el Espíritu. Aquí, el gran misterio que Dios quiere revelarnos es “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”

¡Que tremenda esperanza trae este mensaje! Jesús, el Hijo de Dios, está dispuesto a venir y vivir dentro de nosotros para asegurarnos de llegar a la gloria algún día. Mientras tanto, Cristo quiere residir en el mismo centro de nuestro ser: “para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones” (Efesios 3:17).

Conforme estamos confiando en Él, Él está viviendo en nuestro corazón y obrando a través de él. Luego, desde este punto estratégico de intimidad y acceso, Él nos da esperanza celestial. Esa expectativa confiada incluye el hecho regocijante de que Él viene otra vez: “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13). Pero, Su retorno no es nuestra única esperanza. Él, Él mismo, es nuestra esperanza día por día: “Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza” (1 Timoteo 1:1). ¡Jesús es nuestra esperanza completa!

Con Cristo en Nosotros siendo el justo, es nuestro defensor y abogado para con el Padre si alguno hubiese pecado. Él es la propiciación por nuestros pecados (1San Juan 2:1-2).

Con Cristo en Nosotros tenemos la mente de Cristo (1Cor. 2:16), podemos renovar nuestra mente a la Palabra de Dios y vivir una vida abundante y vistoriosa a pesar de las dificultades y obstáculos que encontremos en el camino de nuestro diario vivir. Y asi podemos guardar su palabra y sus mandamientos y andar como él anduvo.

Con Cristo en Nosotros nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición, para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiesemos la promesa del Espíritu.(Gal. 3:13,14). Cristo en nosotros, nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención gloríandonos en el Señor. (1Cor 1:30-31). Estamos completos en él, nada nos hace falta, nada nos faltará.

Con Cristo en Nosotros tenemos un gran sumo sacerdote que se compadece de nuestras debilidades y nos invita acercarnos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (Hebreos 4:14-16). Cristo en Nosotros se ha manifestado la Justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús (Rom. 3:21-25).

Con Cristo en Nosotros somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciemos las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. Cristo en nosotros se realiza todas las promesas preciosas y grandísimas, porque a través de ella llegamos a ser participantes de la naturaleza divina obteniendo así frutos del espíritu santo haciendo firme nuestra vocación y elección. (2Pedro 1:3-10)

Pablo en 1 de Cor. 2:6-8,10 nos revela  por el Espíritu de Dios otra verdad en misterio acerca de Cristo:
v.6 Sin embargo, hablamos sabiduria entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. v.7 Mas hablamos sabiduria de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, v.8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria... v.10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu..
Es maravilloso saber, que cuando tú tienes el conocimiento del Misterio escondido, Pablo dice que tú haz alcanzado madurez espiritual y la sabiduría de Dios en misterio. Es una sabiduría, no aquella las que practicaban las religiones paganas, que sólo ellos conocían sus secretos y no lo daban a conocer a cualquiera, los que se llamaban los inciados, de sectas secretas, de religiones que en la época de Pablo se practicaba en el medio oriente con sus ritos paganos y misterios como también en el mundo greco-romano. La sabiduria de Dios es aquella que ilumina, Dios es luz y no existe tiniebla alguna, esta sabiduría transforma y da vida con muchos frutos, es pacífica y llena de amor. 2Cor 4:4-6.

Esta sabiduría que Dios predestinó para su Iglesia que surge del pueblo gentil es para nuestra gloria y que los príncipes de este siglo no conoció. Aqui la Palabra príncipes de este siglo se refiere a los principados y autoridades en los cielos. Estos príncipados son aquellos de los que Pablo en Efesios habló antes (Efe. 1:20s; 2:2 y 3:10). Sin embargo, al llegar aqui debemos preguntarnos a que ángeles se refiere, ¿son los ángeles caídos? o ¿Se trata más bien de ángeles santos? Posiblemente el sentido en la Carta comprenda a todos los ángeles, tanto los caídos como los santos. Unos y otros son ángeles, aunque de distinta posición espiritual. No obstante algunos detalles del v.8 ...la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria... nos hace pensar que considera que son ángeles caídos, aludiendo a las potencias espirituales que controla el mundo, no tanto en sentido cósmico sino en orden espiritual. Estos poderes espirituales tienen como lugar de residencia lo que Pablo llama, "lugares celestiales", en sentido del cielo que corresponde a este sistema o mundo, esto es los cielos que trascienden a la tierra y se circunscriben a ella, donde está el lugar de gobierno del "dios de este mundo" (2Cor 4:4). El misterio escondido por nuestro Dios desde la eternidad era desconocido no sólo para los hombres, sino también para los ángeles. Aquellos que con su potencia contraria a Dios habían determinado la historia de rebeldía, descubren en la Iglesia un mensaje sorprendente para ellos mismos de la obra salvadora de Dios y la creación de una familia espiritual cuyas vidas están escondidas con CRISTO EN DIOS EN NOSOTROS (Col. 3:3), de modo que ninguno de ellos puede tocarlas, a pesar de cuantos intentos promuevan para ello. Si ellos, los príncipes de este mundo hubieran conocido el misterio, no habrían entregado para ser crucificado al Señor de gloria. Si Satanás hubiese conocido este misterio antes de la encarnación del Hijo en Jesucristo, NUNCA, JAMÁS, hubiese promovido y entregado a Jesús para ser crucuficado por los hombres. Si Satanás supiera que con la muerte de Jesucristo en la Cruz del calvário traería como consecuencia una salvación gloriosa y poderosa a la humanidad entera, donde Dios con su poder lo resucitaría dentro de los muertos y nos daría el Espíritu de Cristo dentro de nosotros como morada haciendonos templos espirituales, NUNCA habrían crucificado al Señor de gloria. Satanás entró en camisa de once varas, en un problema indisoluble (sin solución), porque cada vez y en cualquier lugar del mundo, que un gentil o judio acepta a Jesús como su único y suficiente salvador, confesando con su boca que Jesús es el Señor y creyendo en su corazón que Dios le levantó de los muertos serán salvos (Rom 10:9-10), Dios colocaría en ellos a Cristo su hijo en nuestro ser interior, representando a Cristo en cualquier lugar y momento para destruir las obras y artimañas del archienemigo de Dios.  Esto si es evangelio de Gracia, esto si es poder de las inescrutables riquezas de Dios que juntamente con Cristo somo coherederos.

Por último, el apostol Pedro se refiere al Misterio revelandonos más cosas sobre Cristo 1 Pedro 1:10-12 :
v.10 Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, v.11 escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. v.12 A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.

Aspectos generales de la expresión del misterio fueron revelados a los profetas en la antigua dispensación quienes, reflexionando en dichas revelaciones, formulaban preguntas cuyas respuestas corresponden a la revelación del misterio en la presente dispensación, por lo que el Espíritu, que les comunicaba el mensaje, también les indicaba que no correspondía a ellos aquellas cosas sino a tiempos futuros, como enseña el apóstol Pedro y que los ángeles anhelan mirar estas cosas. Claro está que este tipo de ángeles no son los demonios. Calvino, dice, "Algunos prefieren considerar que estas palabras se refieren a los demonios, pero sin la debida reflexión... No existe duda acerca del hecho de que el apóstol se esfuerza en colocar en la más plena luz la misericordia de Dios hacia los gentiles, y el alto valor del evangelio... El significado de Pedro es, La Iglesia, constituída por judíos al igual que los gentiles, es un espejo, en la cual los ángeles observan la sorprendente sabiduría de Dios expuesta en una forma antes desconocida para ellos. Ellos ven una obra que es nueva para ellos y la razón por la cual estaba escondida en Dios". El hecho de que la Iglesia como obra maestra de Dios por medio de la cual se reflejan sus excelencias, sean objeto de interés y escrutinio para los ángeles buenos es claro también según otros pasajes (Lc 15:10; 1 Cor.11:10; Apo. 5:11 ss). Por tanto, estas cosas, como manifestación de la gracia divina, generan el interés de los ángeles que el mismo apóstol los presenta en atenta observación.

Cuando se habla Cristo en nosotros, se entiende que lo que hemos recibido dentro de nosotros es el Espíritu de Cristo, el Nuevo Hombre formado en nuestro interior donde seremos semejantes a él, como él es. Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. ¿Y saben ustedes por qué Dios nos oye? Cuando Dios nos ve, no solamente ve nuestros pecados, manchas, temores y enfermedades, dudas e incertezas, Dios ve también más adentro de nosotros y ve a su Hijo Jesucristo dentro de nuestro ser, y cuando ve a Jesús en nuestro interior, Dios ve toda belleza, toda santidad, toda justicia, todo amor en Jesucristo dentro de mi. Gracias Señor por habernos revelado tan inmenso y prodigioso mensaje lleno de sabiduría y poder y riquezas en gloria. !!  


SOLI DEO GLORIA
REV. RUBEN DARIO DAZA B.


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